El mal cautivo
Da mauriziotorchio.
«El mal cautivo» se trata de una suerte de diario sublimado de una cadena perpetua que narra la vida en prisión y los eventos que llevaron al narrador a la cárcel y a una situación límite del mundo y de su propia existencia. Una historia desgarradora contada desde el interior más oscuro e impenetrable, desde la vida o no vida de la prisión y su dinámica más ancestral, donde las jerarquías imperan en las geografías internas de este mundo aparte, donde los pisos y corredores representan territorios con su propia legislación.
Una novela existencial en cuyo centro sitúa Torchio de manera magistral la lógica del encarcelamiento. Una lógica que involucra y somete a prisioneros, carceleros y a las familias de los internos.
2021
malpasoycia
Traducción de César Palma
Prensa
- “La prisión es una máquina de quitar”. Rosario Bernasconi. PERFIL.
- El mal cautivo. Miri Molero. PERDIDOS EN EL ESPACIO.
- Las rígidas rejas. Lauren García. La Nueva España.
- ‘El mal cautivo’, de Maurizio Torchio. Ricardo Martínez Llorca. culturamas.
El primer capitulo
Te dicen: orejas. Doblas las orejas y te vuelves, primero a la derecha, luego a la izquierda.
Nariz. Inclinas la cabeza hacia atrás para facilitar la revisión.
Boca. Abres la boca. Las puertas del cuerpo se abren acatando una orden. Abres la boca pero no te dan de comer: comprueban que no lleves nada.
Levanta la lengua. Obedeces.
Saca la lengua. Obedeces.
Encías. Separas los labios usando las manos. Tus dedos a disposición de los guardianes.
La boca está vacía, no hay nada irregular. Al regresar es fácil tenerla vacía, porque en los permisos conviene hablar mucho. Conviene ir con una mujer que conozca la cárcel: porque haya estado encerrada o porque de niña la llevaran a ver a un padre o a un hermano. Tal vez el marido siga allí. Hay chicas que tienen prisa y no comprenden. Creen que si no ves una mujer desde hace veinte años, querrás devorarla por la calle. En cambio, la que conoce la cárcel te llevará a su casa, te dará de comer poquito a poco. Iréis por la tarde, esperando que anochezca pronto. Te ofrecerá un café. Y hablarás. Hablarás. Debes vaciarte la boca. Conseguir que salga un poco de cárcel. Si no hablas, no hay espacio para nada más.